El 21 de junio inicia en Bolivia un nuevo año, el 5529, que está marcado por el Solsticio de Invierno y denota el comienzo de una nueva vida conforme al calendario andino amazónico, cuando el Sol alcanza su máximo alejamiento, para luego acercarse y calentar nuevamente a la Madre Tierra.
Según los historiadores, los pueblos andinos, amazónicos, guaranís, kollas, entre otros, el 21 de junio conmemoran el Año Nuevo Andino Amazónico del Chaco, para renovar su compromiso de cuidar los ecosistemas que conviven gracias a la benevolencia de la Pachamama y al Tata Inti, a quienes se les hace ofrendas como símbolo de reverencia.
En ese sentido, Fernando Huanacuni, un activista político de la cosmovisión andina, explica que el calendario andino amazónico, de característica lunisolar (que está marcado por las fases del sol y las fases de la luna), basa su representación en los equinoccios y solsticios que son cuatro demarcadores del año y que denotan los aspectos de inicio y finalización.
“Los pueblos ancestrales han mantenido hasta ahora estos calendarios porque aún continúan los ritmos demarcadores de la vida, por lo tanto, el 21 de junio se están preparando en los distintos sitios donde se hacen rituales para dar inicio al recorrido del padre Sol, por lo tanto, eso también va a permitir entrar en una nueva etapa, en un nuevo ciclo”, explicó.
El experto recordó que todos los calendarios ancestrales están basados en el solsticio de invierno, en todo el hemisferio Sur, que se inicia el 21 de junio; en el hemisferio Norte comienza el 21 de diciembre.
La celebración está ligada a una referencia astronómica en la que el Solsticio de Invierno, fuente de energía y renovación espiritual, registra como fenómeno natural entre el 20 y 23 de junio en el hemisferio Sur, para dar inicio a un nuevo ciclo agrícola.
En el mismo marco, el investigador cultural Carlos Schmidt repasó los orígenes del Año Nuevo Andino Amazónico del Chaco y rindió un homenaje al líder indígena Germán Choquehuanca, también conocido como “Inka Waskar Chukiwanka”, quien fue el promotor de esa celebración, como un aporte importante para la descolonización del espacio cultural que tiene la civilización boliviana.
Asimismo, dijo que el país, al retomar la importancia de esa fecha, está recuperando su ubicuidad en el continente.
Schmidt describió que la celebración tiene ya una tradición muy profunda, de casi 1.000 años antes de Cristo, con datos históricos que hablan de que se hizo cargo una dinastía de incas amautas, en el caso de Tiahuanacu, y ahí es donde se fueron estableciendo los equinoccios y solsticios en cada gestión del amauta que llegaba al poder.
“El calendario de Tiahuanacu es muy preciso y en ese sentido ya hay muchos cronistas que han hablado de este calendario que es de 30 días por mes, se van acumulando unos pequeños días y en el equinoccio de marzo se va haciendo un pequeño mes de cuatro o cinco días para corregir ese aspecto en el tiempo”, explicó.
Agregó que ello explica el calendario de la vuelta del sol y también los monolitos que tienen mucho que ver con la astronomía.
“Ese día para nosotros es muy importante, porque estamos en una época muy fría y evidentemente llega la luz que es muy importante y entramos a un solsticio de invierno”, refirió.
El Año Nuevo Andino Amazónico y del Chaco, ritual milenario de integración de los pueblos libres del Abya Yala, a propuesta de Bolivia fue reconocido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y se declaró cada 21 de junio como el "Día Internacional de Celebración del Solsticio" en sus diferentes manifestaciones.
En esa línea, el también investigador cultural, Lautaro Schmidt Coaquira, destacó la importancia de la reivindicación cultural para ayudar a los bolivianos a conectarse con sus raíces, con el cosmos y también con la Madre Tierra.
“Es el día más corto de todo el año en el hemisferio Sur, y a partir de ese día se va incrementando el tiempo, el sol, por lo tanto, es un día de renacimiento del astro rey”, afirmó.
Indicó que, en el marco de la cosmovisión, se menciona que el cielo está abierto y recibir los primeros rayos del sol implica absorber una nueva energía que atrae lo mejor, en función a la reciprocidad.
Aseveró que la cosmovisión indica que días antes del Solsticio de Invierno se deben realizar ofrendas al Tata Inti para que, en reciprocidad, devuelva esa energía a partir del 21 de junio.
La celebración, que corresponde al invierno, cuando la altura y el movimiento del sol condensan su máxima expresión y significación en los andes, hace que la helada llegue a su máxima expresión.
En Bolivia, esta fecha se constituye en feriado nacional, con suspensión de actividades, desde la promulgación del Decreto Supremo N° 173 del 17 de junio de 2009 y Tiahuaku, cuna de la civilización precolombina nacida 10 siglos antes de Cristo, y desaparecida poco antes de la llegada de los incas, es el centro ceremonial donde confluyen miles de personas para recibir el nuevo año.
También se celebra en otros lugares del país considerados sagrados, como la Isla del Sol, en el lago Titicaca; las ruinas de Samaipata, en Santa Cruz; o en Incallajta, en el departamento de Cochabamba.