La trilogía de la planificación: El largo, el mediano y el corto plazo
La trilogía de la planificación: El largo, el mediano y el corto plazo

La trilogía de la planificación: El largo, el mediano y el corto plazo

Desde enero del 2016, Bolivia cuenta con un Sistema de Planificación Integral del Estado (SPIE), establecido mediante Ley N° 777, dicho sistema se ha convertido en un conjunto de esfuerzos para conducir el desarrollo integral del Estado Plurinacional de Bolivia. Este sistema, único en la historia de nuestro país (con seguridad hablaremos de ello en otro momento), persigue los siguientes fines:

  • Lograr que la planificación de largo, mediano y corto plazo tenga un enfoque integrado y armónico, y sea el resultado del trabajo articulado de los niveles de gobierno, con participación y en coordinación con los actores sociales.
  • Orientar la asignación óptima y organizada de los recursos financieros y no financieros del Estado Plurinacional.
  • Realizar el seguimiento y evaluación integral de la planificación, contribuyendo a la toma de decisiones de gestión pública.

Aquellos que, en estos últimos cinco años, fuimos parte de su implementación, podemos asegurar que la misma ha sido y es compleja, extremadamente compleja, y que esa integralidad y los fines que persigue, necesitan un ciclo o más, de esfuerzo y refuerzo, pues resta operativizar y consolidar varios elementos críticos y relevantes de su diseño, y recuperar las buenas prácticas desarrolladas a lo largo de nuestro país, en todos sus niveles (Nivel central, nivel institucional, nivel territorial).

Es así que, en tres capítulos y artículos, pondremos en la mesa, aspectos medulares que al parecer no están resueltos y que en algún momento amenazarán nuevamente la correcta aplicación de este sistema y, sobretodo, su articulación.   

 Capítulo I: El largo plazo

El Sistema de Planificación Integral del Estado propone que el Plan General de Desarrollo Económico y Social (PGDES) es el plan de mayor jerarquía de planificación, y que el mismo se implementa a través del Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) del cual se desprenden todos los planes de mediano plazo del SPIE. Por otro lado, establece que este plan, conduce la planificación integral de largo plazo y establece la visión política para la construcción del horizonte del Vivir Bien en armonía y equilibrio con la Madre Tierra, a través de los 13 Pilares de Desarrollo:

  • Pilar 1: Erradicación de la pobreza extrema.
  • Pilar 2: Socialización y universalización de los servicios básicos con soberanía para Vivir Bien.
  • Pilar 3: Salud, educación y deporte para la formación de un ser humano integral.
  • Pilar 4: Soberanía científica y tecnológica con identidad propia.
  • Pilar 5: Soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero.
  • Pilar 6: Soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral sin la dictadura del mercado capitalista.
  • Pilar 7: Soberanía sobre nuestros recursos naturales con nacionalización, industrialización y comercialización en armonía y equilibrio con la Madre Tierra.
  • Pilar 8: Soberanía alimentaria a través de la construcción del Saber Alimentarse para Vivir Bien.
  • Pilar 9: Soberanía ambiental con desarrollo integral y respetando los derechos de la Madre Tierra.
  • Pilar 10: Integración complementaria de los pueblos con soberanía.
  • Pilar 11: Soberanía y transparencia en la gestión pública bajo los principios de no robar, no mentir, no ser flojo y no ser adulón.
  • Pilar 12: Disfrute y felicidad plena de nuestras fiestas, de nuestra música, nuestros ríos, nuestra selva, nuestras montañas, nuestros nevados, de nuestro aire limpio, de nuestros sueños.
  • Pilar 13: Reencuentro soberano con nuestra alegría, felicidad, prosperidad y nuestro mar.

Estos 13 Pilares bajan en cascada hasta la planificación de corto plazo, a través de la Estructura Programática, que es una especie de “marco lógico” de la planificación, representado por los propios Pilares, las Metas, Resultados y Acciones.

¿Cómo mantenemos la mirada de largo plazo?

El periodo establecido por ley para el PGDES es de “hasta 25 años”, pero, por efectos de la celebración del bicentenario, el 2015 se eleva la “Agenda Patriótica 2025” a rango de ley, convirtiéndola de esta forma en el PGDES, con un periodo de 10 años. Esta agenda tiene que ser cumplida por dos periodos PDES, es decir, un PDES 2016-2020 y un PDES 2021-2025; en pleno 2021 y tocando el 2022, quedan tres años para alcanzar la ansiada Agenda Patriótica.

Aquí tenemos una primera reflexión, pues llegando al 2024 o 2025, ¿cuál será la mirada de largo plazo para el desarrollo integral de nuestro país? ¿Cumpliendo la agenda al 2025, ya habremos resuelto el desarrollo integral de nuestro país? Seguramente no, pues el desarrollo supone la generación de constantes retos, entonces es cuando se propone ampliar la visión y proponer un nuevo periodo y hacer este ejercicio continuamente; es posible tomar para ello como referencia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) cuya agenda termina el 2030, y hasta donde se sabe podría ser ampliado un nuevo periodo.

La articulación hacia abajo

El Plan General de Desarrollo Económico y Social (PGDES), al ser el de mayor jerarquía, no se desprende de ningún otro plan, pero toma en cuenta las políticas nacionales establecidas en la Constitución Política del Estado, así como prioridades y necesidades sectoriales y territoriales. Hacia abajo, brinda las líneas para que el PDES las asuma y descuelgue en cascada de planificación hasta el corto plazo. Por tanto, no existe, por ahora, mayores observaciones a este aspecto de la planificación.

 Ajuste de Pilares y los efectos de la pandemia

Si bien los impactos de la pandemia están siendo controlados progresivamente mediante la reactivación económica, requieren de una estructura que las integre a las políticas nacionales de desarrollo integral, es decir, resolveremos aspectos generales, pero existirán otros estructurales asentados en el mediano plazo, ejemplos: pobreza, productividad, salud, educación, entre otros. En conclusión, la pandemia no afectará la planificación del largo plazo y los pilares que lo conforman, no obstante, deben ser evaluados y ajustados a un nuevo contexto y desafíos futuros, tal cual lo manifestamos anteriormente.   

 Cómo medir los impactos generados

El Sistema de Planificación Integral del Estado, en su subsistema de seguimiento y evaluación integral, establece el seguimiento y la evaluación de las Metas, Resultados y Acciones de los planes de largo, mediano y corto plazo, entonces supone una medición del grado de cumplimiento de las dimensiones de desarrollo: Pilares. 

Al respecto, es posible determinar uno o varios indicadores directos o proxys que describan el comportamiento del Pilar, no obstante, será bastante subjetivo y dependerá del establecimiento correcto de dichos indicadores, alejándonos de la articulación propuesta con el mediano plazo. Entonces, apelando a este principio (articulación) debe establecerse un conjunto de indicadores en las Metas y Resultados que sean integrados y articulados a fin de que reflejen la contribución hacia arriba hasta llegar a describir el comportamiento del Pilar. Solo así será posible su medición.

Como se pudo apreciar, existen temas estructurales a resolver en la aplicación de la planificación del largo plazo, esto sin duda afectará el desarrollo del mediano y corto plazo. No obstante, resta apropiarnos del proceso y reflexionar de manera conjunta la mejor manera de aplicación de la Ley N° 777, pues está en juego el desarrollo integral de nuestro país, sus inversiones y sobretodo el precepto máximo como lo es el Vivir Bien.  

Christiam Cordero Rocha/.


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