Las fobias desde un estado laico
Las fobias desde un estado laico

Las fobias desde un estado laico

Es nuevamente 17 de mayo, fecha en la que resaltamos las experiencias de lesbofobia, bifobia, homofobia y transfobia que surgen día a día. Logramos varios avances, pero todavía nos queda ahondar en la mente de la sociedad para deconstruir esos temores que se esconden en lo más profundo de nuestro ser.

Un ejemplo claro son las intenciones de mayor avance en cuanto a derechos en Bolivia: el camino hacia el matrimonio igualitario, con la jurisprudencia de la unión civil, se está proyectando, pero es controversial consultarlo con la Iglesia Católica. Es como si retrocediéramos siglos, cuando los reyes debían pedir permiso al Papa para casarse (o divorciarse, como el caso de Enrique VIII de Inglaterra).

Es preciso recordar que nos encontramos, constitucionalmente, en laicidad. Así, debería consultarse a todas las creencias, o más acertadamente, a ninguna, puesto que los asuntos sobre derechos universales corresponden, en definitiva, al Estado junto a los beneficiados, no así a instituciones religiosas.

De antemano, se puede intuir la visión de la Iglesia sobre el matrimonio igualitario, ya que por siglos nos ha llamado “herejes”, “enfermos” y que, en sus tiempos más progresistas ha dicho: “Dios ama al pecador, pero no el pecado”.

Por supuesto que no se trata de enemistad y rivalidad. Existen personas de la diversidad que son creyentes, y cada quien tiene el derecho de profesar o no la fe que desee y unirse, de ser posible, en ella. También muchas consideran que el matrimonio es una institución que perpetúa el patriarcado. Ahí radica justamente la democracia y la laicidad, que la opción esté para quien la desee y quien no, no la tome.

Por último, recordar que el Tribunal Constitucional tiene todavía una gran deuda con la comunidad trans, a raíz de la sentencia del año 2017 que se espera sea subsanada pronto. Nos toca descolonizarnos, re aprender, deconstruirnos, si queremos ser parte de una sociedad más justa para cada persona.

Jessica Velarde/.


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