Foto: Canicllería de Cuba
El eurodiputado Manuel Pineda aseguró este jueves que la postulación de la expresidenta de facto, Jeanine Áñez, al premio Premio Sájarov “es una vergüenza” porque subordina la defensa de los derechos humanos a intereses políticos de la extrema derecha del Parlamento Europeo.
“Creo que sería una vergüenza que (el premio) se lo dieran a un personaje como a esta señora”, dijo el legislador europeo en entrevista con Bolivia TV.
En septiembre, la organización política de extrema derecha Vox postuló a Áñez al premio que en su criterio rinde homenaje a los más relevantes defensores de los derechos humanos en el mundo. Ahora, la exmandataria es finalista.
El premio es otorgado por el Parlamento Europeo hace 33 años. Si bien fue concedido por primera vez en 1988 a Nelson Mandela, ícono de la lucha contra el apartheid, la tendencia en la última década, según el registro de ganadores, tiene como beneficiados a opositores de gobiernos progresistas.
“Es un premio bastante desprestigiado porque se le suele dar a personas como muy escoradas a la extrema derecha, personas que intentan desestabilizar en sus países”, aseguró Pineda.
El Parlamento Europeo es un foro exclusivamente político y de decisión al nivel de la Unión Europea. La ciudadanía de los Estados miembros elige directamente a través del voto a los diputados para que representen sus intereses en el proceso legislativo.
“Es una vergüenza que un premio que se vincula al Parlamento Europeo, pues, esté siendo utilizado para fortalecer, visibilizar, rehabilitar, si quiere, a una señora que es protagonista de un golpe de Estado”, aseveró.
Durante octubre y noviembre de 2019, sectores opositores impulsaron en Bolivia la desobediencia civil para desconocer los resultados electorales presidenciales del domingo 20 de octubre con base en un discurso de supuesto fraude.
En complicidad con las FFAA y la Policía, la escalada de violencia produjo el 10 de noviembre de 2019 la renuncia del entonces presidente Evo Morales, quien denunció un golpe de Estado.
La entonces senadora Jeanine Áñez aprovechó el escenario para instalarse en el Gobierno sin respaldo y aplicar un régimen de vulneración de derechos humanos como, por ejemplo, las masacres de Senkata y Sacaba, donde existieron ejecuciones sumarias.