Leonardo Jora, otra de las víctimas de la masacre de Sacaba, relató en entrevista con el programa Somos Democracia, una alianza de medios estatales, difundido por Bolivia Tv, que durante la represión policial y militar en el puente Huayllani, el régimen de facto utilizó los helicópteros del Estado en contra el pueblo movilizado.
Jora comenta que el 15 de noviembre, cuando comenzó la movilización pacífica, ya percibieron que uno de los helicópteros les hacia el seguimiento con vuelos a baja altura, ingenuamente recuerda que primero pensaron que se trataba de algún canal de televisión.
“Los helicópteros andaban sobrevolando, en nuestros corazones decíamos que era la prensa y el Súper Puma, andaba bajito sobrevolando, en ambas puertas estaban dos militares con sus armas apuntando hacia abajo, se podía ver perfectamente que estaban con sus armas de guerra, era una cosa inexplicable”, relata.
Leonardo, padre de cinco hijos que se dedica a la agricultura en el trópico de Cochabamba, recuerda que el uso de gases lacrimógenos fue tan excesivo que en determinado momento parecía que a las fuerzas represivas se les había agotado, entonces comenzaron a disparar utilizando armamento letal.
“Cuando de repente los gases, tanto que nos lanzaron, pareciera que se terminaban, cuando de repente siento el sonido de las balas, había puertas que eran metálicas cerca del surtidor donde yo estaba y se sentía el sonido de las balas”, recuerda.
Según el testimonio de Jora, fue en ese momento que sintió un impacto en su cabeza. Al principio, pensó que no era nada, sin embargo, cuando la sangre llegó a su frente empezó la preocupación y en ese momento fue atendido por sus compañeros que le pusieron una polera para detener la hemorragia, pero antes ya había sido testigo de la caída de algunas personas.
“Las balas y los gases vinieron de arriba también, de los helicópteros, los gases en primer lugar han venido del frente, de la barricada del lado de los policías, y después de arriba más han lanzado, totalmente hemos desaparecido dentro del humo”, comenta.
Como todas las víctimas de esta masacre, también ahora reclama justicia, porque la herida causada por un proyectil, si bien no penetró en su cabeza, dejó graves secuelas en su salud.
“Lo que yo pido es justicia, en este momento pido justicia, no es como otros que dicen que es venganza, que es persecución política, no, es justicia para mis hermanos que han perdido la vida, que va a ser de sus hijos. En mi caso, en el calor ya no puedo trabajar y pierdo la memoria, me afecta mucho”, testimonia.

