La Organización de Estados Americanos (OEA) asumió acciones políticas en contra del gobierno de Bolivia en 2019. Un 10 de noviembre, hace dos años, difundió de manera unilateral un informe preliminar sobre las elecciones presidenciales pese a que el conteo de votos continuaba en Bolivia.
El 20 de octubre de 2019, los bolivianos acudieron a las urnas en el marco de las elecciones presidenciales. Al día siguiente, sectores críticos al Gobierno de Morales impulsaron protestas mientras el conteo de votos no había culminado.
Los datos electorales oficiales fueron desconocidos con movilizaciones desde sectores afines a la oposición impulsados, en una primera etapa, por afines a la alianza opositora Comunidad Ciudadana y luego por los comités cívicos, sobre todo de Santa Cruz y Potosí.
Los conflictos se extendieron hasta noviembre. Mediante un comunicado, el denominado Grupo de Auditores Proceso Electoral en Bolivia, designado por la organización internacional, dio a conocer el 10 de ese mes, el documento que establecía: “Atento al cúmulo de irregularidades observadas, no es posible garantizar la integridad de los datos y dar certeza de los resultados”.
El secretario General de la OEA, Luis Almagro, basado en ese informe denunció, sin pruebas, un presunto fraude que hasta la fecha no pudo demostrar.
Con esa afirmación provocó protestas y hechos delincuenciales de sectores críticos al Gobierno de Evo Morales, quien luego renunció y denunció una crisis estatal ante la escalada de violencia.
“Sin la intervención de Luis Almagro (Secretario General de la Organización de Estados Americanos) seguramente no se hubiera propiciado el tipo de golpe de Estado que se dio, porque contribuye de manera activa y protagónica a que hubiera un golpe en Bolivia; claro, las condiciones permanentes hasta la puntilla final, cuando sacan un comunicado de un informe preliminar sin conclusiones definitivas, donde no solo aconsejaba ya que hubiera segunda vuelta, sino, además, con muchas fallas estadísticas y debilidades metodológicas, planteaba la no vuelta de Evo Morales al presentarse como candidato”, aseguró en entrevista con la Agencia Boliviana de Información (ABI), Alfredo Serrano, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) y autor del libro “Evo: Operación Rescate: Una trama geopolítica en 365 días”.
Hasta la fecha, seis publicaciones internacionales desmontaron la versión del fraude durante los comicios presidenciales de 2019 en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Las investigaciones corresponden al Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), la Universidad de Salamanca de España, la Fundación Carolina, Center for Economic and Policy Research (CEPR), una investigación realizada por expertos del Instituto de Tecnología de Massachusetts y The New York Times, que tuvo acceso a un trabajo de expertos independientes.
A eso, se suma la labor de la Procuraduría General del Estado. Concluyó el 15 de octubre de 2021 la revisión de las actas electorales observadas de los comicios de 2019. El procurador Wilfredo Chávez sentenció que, tras el análisis, queda demostrado que no existió irregularidades.
“Hemos hecho un análisis acta por acta para demostrar que no hubo fraude en estas elecciones y lo hemos demostrado. Puedo decir en este momento, compañeros y compañeras, con total franqueza que no existió fraude electoral en las elecciones del año 2019 y que Bolivia no es un país fraudulento”, dijo en aquella oportunidad.
A eso, se sumó el foro político en el evento denominado “¿Qué pasó en las elecciones de Bolivia del 2019 y el informe de la OEA? Expertos comparten sus hallazgos” que se realizó en EEUU. El evento fue copatrocinado por las misiones permanentes de la República Argentina y de los Estados Unidos Mexicanos.
El embajador de Bolivia en la OEA, Héctor Arce, aseguró el 22 de octubre que fueron invitados también Gerardo de Icaza, Director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la OEA, y Francisco Guerrero, Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia (SFD) de la OEA, ambos representantes de Almagro que desistieron de su participación por escrito.
“Las investigaciones descubrieron errores graves y confesos que alteraron severamente la labor de auditoría, es más, concluyeron que un trabajo así ni si quiera puede ser calificado una auditoría forense”, sostuvo el embajador boliviano.
Crítica internacional
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, denunció en días pasados ante su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, el “aval” que dio la Organización de los Estados Americanos (OEA) a la ejecución de un “golpe” en Bolivia, del cual pudo recuperarse a través de la vía democrática.
"Bolivia ha padecido un golpe avalado por gran parte de la comunidad internacional y por la Organización de los Estados Americanos, y pudo recuperarse y recuperar la democracia, y hoy en día tiene vigencia plena la institucionalidad allí. Rescato eso, esa realidad de Bolivia en este día donde la democracia nos convoca, porque tal vez Bolivia sea hoy un buen ejemplo de la importancia de la democracia", afirmó, durante su participación en Cumbre por la Democracia y los Derechos Humanos.
La OEA también intentó el 2021 cuestionar los comicios del 7 de noviembre en Nicaragua, donde resultó reelecto el presidente Daniel Ortega Saavedra. Buscó declarar el proceso electoral de ilegítimo. Eso provocó nuevamente los cuestionamientos de la comunidad internacional.
En el marco de la celebración de la cumbre de los líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el presidente de México, Manuel López Obrador, puso en manifiesto la necesidad de que se genere una trasformación en la OEA; mientras que su canciller Marcelo Ebrard afirmó que es momento de decirle “adiós OEA en su sentido intervencionista, injerencista y hegemonista y que venga otra organización que construyamos políticamente en acuerdo con Estados Unidos”.
En agosto, el excanciller de Venezuela, también criticó el accionar de Almagro y lo tildó de “sicario general”, al que “le sobran expertos en golpes de Estado, invasiones, injerencia, promoción del conflicto, sumisión a Washington y corrupción multilateral".