La Paz, 07 de noviembre de 2025 (ABI).- El vicepresidente del Estado, David Choquehuanca, convocó este viernes al pueblo boliviano a fortalecer la unidad nacional y dejar atrás la confrontación política, el racismo y la división, además de resaltar la urgente necesidad de reparar la convivencia en equilibrio y reafirmar los principios del Vivir Bien como horizonte de vida, en su último mensaje a la nación junto al presidente Luis Arce.
Choquehuanca recordó que “Bolivia es para los bolivianos” y que la soberanía debe ejercerse sin intervencionismos externos, y señaló que el verdadero desafío del país es reconstruir el tejido social desde la complementariedad, la armonía y el respeto mutuo.
“Dejemos de destruirnos entre los bolivianos; destruyamos la corrupción, la división, las mentiras y el fanatismo”, exhortó.
Durante su intervención, el vicepresidente hizo un llamado a recuperar la confianza en las instituciones y en la capacidad del pueblo para definir su propio destino. “Nadie lo hará por nosotros; solo el pueblo salva al pueblo”, afirmó.
Choquehuanca enfatizó que, tras dos décadas de cambios profundos, Bolivia atraviesa un proceso de maduración política y espiritual.
“El pueblo sabe, el pueblo ha aprendido de la escasez, del engaño y de la división, y ahora está listo para construir desde la verdad y la esperanza”, manifestó.
Asimismo, alertó sobre los riesgos del populismo y la desinformación en tiempos de tecnología, y subrayó que la inteligencia artificial y las redes sociales no deben ser herramientas de manipulación, sino instrumentos para fortalecer el pensamiento crítico y la diversidad de ideas.
En un mensaje de esperanza, Choquehuanca reivindicó el papel de las mujeres como guías del nuevo tiempo.
“El Décimo Pachakuti nos advierte que se acerca el tiempo de mando de las mujeres. Mientras las mujeres sean respetadas, ningún pueblo será exterminado”, expresó, recordando que ellas son el corazón de la Madre Tierra y el pilar del equilibrio social.
De igual forma, reivindicó el pensamiento de los pueblos originarios como una vía para superar la división política y recuperar el equilibrio perdido. “El pensamiento originario no es de lucha entre izquierdas y derechas, sino un camino de retorno a la vida en complementariedad, armonía, consenso y equilibrio”, sostuvo.
El vicepresidente cerró su mensaje apelando a la memoria ancestral y al poder del pueblo que cada vez está más consciente de que debe tomar el destino de Bolivia en sus propias manos.
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