La responsabilidad del Estado y los Medios de Comunicación en la reproducción de la violencia contra la mujer
Las declaraciones del Ministro de Justicia Iván Lima en la entrevista para un medio sobre la posibilidad de conciliar en caso de violencia, causaron repercusiones inmediatas en los colectivos feministas, en diferentes frentes políticos, etc. Algunos con afanes políticos de desgastar al partido de gobierno, pero otros muy legítimos por el retroceso que implicaría la “conciliación” con un agresor. Si bien el Ministro de Justicia, retrocedió en esta idea aclarando que la aplicación de ley 348 es un proceso de construcción contínua, lo que nos dejó ver es la falta de perspectiva de género en el Estado y en la justicia.
Esta posición fue una muestra de cómo los operadores de justicia, abogados, jueces, fiscales, policías, etc. carecen de un entendimiento de la problemática estructural de la violencia contra la mujer. En un país en el que el año 2020 al menos 113 mujeres murieron víctimas de la violencia machista, y que esta cifra se repite en mayor o menor medida cada año; en el que las noticias están plagadas de casos de violencia, en el que todos conocemos a alguien que ha sido víctima de algún tipo de violencia de género, o que nosotras mismas hemos sufrido algún tipo de violencia en diferentes espacios muchas veces sin siquiera ser conscientes de ello. Es imperante de una vez por todas que los operadores de justicia, los medios de comunicación y toda la población tengamos consciencia de que la violencia de género está acabando con vidas y se reproduce a diario en nuestros comportamientos, en los programas de televisión, en la familia y en cada uno de los espacios de nuestra cotidianidad.
La sociedad va generando ciertos sentidos comunes respecto a diferentes temas, este sentido común es la idea fuerza de que una cosa es de una manera y no de otra, y esta formación de sentido común aceptado como lo “normal” se forma a diario basado en lo que consumimos como información, entretenimiento, y todo lo que forma nuestra construcción de la realidad, de esta manera vamos asumiendo y naturalizando en nuestro comportamiento diario ciertas cosas. La violencia contra la mujer es una de estas cosas que se ha ido naturalizando, las novelas, programas de tv, los criterios políticos, los centros de educación y formación, las redes sociales, nos muestran y replican de manera a veces sutil y a veces muy explícita la idea de la mujer como un objeto sexual, con ciertos roles “de mujer” como labores de hogar y de cuidado. De la misma manera perpetúan los roles de “superioridad” del hombre, naturalizan el acoso en programas de tv donde a título de “piropo” acosan a sus compañeras haciendo referencia a su cuerpo, vestimenta, etc. Estos comportamientos los vemos como “normales” y se van repitiendo.
En este sentido es importante apuntar a la responsabilidad del Estado y los Medios de Comunicación en la reproducción de la violencia contra la mujer. Primero el Estado es quién está a cargo de la gestión de políticas públicas. leyes, etc. Y si este carece de perspectiva de género, que es lo que muchas veces ha sucedido, se ignora una realidad latente de más de la mitad de la población. De este modo por más “buenas” que sean las intenciones de generar políticas públicas en pro de la mujer, no se generarán cambios reales si las personas que están a cargo de aplicar estas políticas no comprenden absolutamente en nada la problemática; por esto se ven mujeres que al hacer una denuncia de violencia son nuevamente violentadas por la persona que recibe su denuncia aminorando o burlándose de su vivencia, peor aún cuando deciden hacer denuncias públicas reciben respuestas casi siempre culpando a la víctima de haber sido agredida por su vestimenta, por no cumplir con los roles de “buena mujer”, por no haber denunciado a tiempo, etc. Con este tipo de actos sólo perpetúan y nuevamente liberan de responsabilidad a quien ejerce la violencia - el hombre. Finalmente, me pregunto ¿cuántos funcionarios públicos hacen chistes machistas, acosan a mujeres en diferentes espacios, incomodan a sus compañeras de trabajo, ejercen diferentes formas de violencia en su cotidianidad? y son estos mismos funcionarios quienes están a cargo en sus labores puntuales de tratar temas de violencia contra la mujer.
En el caso de los Medios de comunicación es verdaderamente preocupante como actúan como reproductores explícitos y legitimadores de la violencia hacia la mujer. Sólo basta ver como para los medios el cuerpo de la mujer es un objeto de consumo y entretenimiento, saber que hay “códigos de vestimenta” para las mujeres en la mayoría de los canales bolivianos en los que se prohíbe a las conductoras usar pantalón, y se les impone el uso de vestidos, faldas y shorts. Los medios de comunicación son la muestra más clara de una sociedad hipócrita que dice indignarse por el feminicidio de una mujer en el “noticiero” pero en la novela, en el programa de entretenimiento de la tarde, y en todos sus contenidos se muestra violencia explícita contra la mujer, denigrándola de persona a objeto de entretenimiento, en la novela el objeto que pertenece y sirve al “galán” o la víctima mujer “buena” que se somete a todo; en el programa de entretenimiento el objeto del entretenimiento casi siempre termina siendo el cuerpo de la mujer, como se viste o como se peinó. Además de por supuesto reproducir chistes machistas y mal denominados “piropos”. Ni los programas de “teleducación” se salvaron de esto, la prueba clara de la posición hipócrita e irresponsable de los medios. Que deberían avanzar en perspectiva de género y ayudar verdaderamente a deconstruir el machismo y generar un nuevo sentido común en la población.
Esta posición por supuesto no nos exime a nosotros como ciudadanos de ser más conscientes de lo que consumimos como programas de tv, y en general. Para rechazar contenidos machistas.
En este sentido entender la violencia en términos estructurales, y no cómo un hecho aislado es importante para avanzar en una sociedad más justa para las mujeres. La violencia no es solamente el hecho de agredir física o sexualmente a alguien, por este motivo en la ley 348 se identifican 17 tipos de violencia. Cómo lo indiqué anteriormente, la violencia se ejerce desde la reproducción de lógicas machistas cotidianas y estructurales. El hecho que la mayoría de las mujeres nos hayamos sentido “incómodas” en la calle por algún tipo de acoso disfrazado de “piropo”, el hecho de que las mujeres ganamos menos dinero por la misma labor que un hombre realizaría, el hecho que estemos a cargo de los cuidados y tareas del hogar, el hecho de que todo el mundo crea que puede opinar y decidir sobre la sexualidad de la mujer, etc. Es una muestra de que en un sistema patriarcal todas las mujeres sufrimos de violencia que a diario afecta nuestras vidas, y los hechos que se llegan a denunciar por golpes o feminicidios son los casos extremos de ejercicio de violencia, que normalmente han pasado por muchas etapas previas.
Con todo lo anterior se hace evidente la falta de perspectiva de género en el Estado y en los medios de comunicación. Ambos como fuentes de construcción del sentido común deben asumir su rol en la reproducción diaria de las lógicas machistas, de otra manera nos veremos ante la imposibilidad de generar cambios reales y salir de la situación actual que violenta a las mujeres. Porque estaremos una vez más ante el discurso de la “indignación” pero viendo cómo se perpetúa y reproduce a diario la violencia machista de diferentes maneras.