La Paz, 16 de septiembre de 2025 (ABI).- En una institución donde los mapas no solo muestran caminos, sino que preservan la historia, el Instituto Geográfico Militar (IGM), parte del Ejército, se prepara para celebrar su 89 aniversario con una mirada firme al futuro, pero sin dejar de honrar su legado.
Son casi nueve décadas de servicio al país, marcadas por una labor silenciosa, pero crucial: la producción de cartografía oficial, el monitoreo de fronteras y el apoyo técnico al Estado en desastres naturales, planificación territorial y preservación histórica.
“El IGM nació por una necesidad nacional, inmediatamente después de la Guerra del Chaco, en 1936”, recordó el comandante de la institución castrense, coronel Edson Omar Peñaranda, en entrevista con la ABI.
Desde entonces, el instituto se convirtió en una piedra angular del ordenamiento territorial del país, tanto en los límites internacionales como en las delimitaciones entre municipios y departamentos.
Era indispensable, dijo el jefe militar, contar con una entidad rectora que produzca y administre la cartografía del país.
“En este periodo de tiempo muy cercano al siglo de vida institucional se trabajó completando la cartografía de todo el territorio en las diferentes escalas básicas. Estamos hablando de la escala 1:50.000, 1:250.000, a escala 1 millón, por la cual el Instituto Geográfico Militar de manera realmente silenciosa y sacrificada ha ido completando y actualizando lo que significa la cartografía”, remarcó.

En coordinación con el Ministerio de Relaciones Exteriores, personal técnico del IGM participó en comisiones mixtas binacionales para monitorear las fronteras bolivianas, utilizando tecnología de punta y una red geodésica nacional que hoy permite mediciones submilimétricas.
En el ámbito nacional, en lo que concierne a los límites internos, la Ley 339 regula la delimitación entre departamentos y municipios, y en este proceso, el IGM actúa en la etapa de demarcación.
Cartografía, desastres y planificación
La función del IGM no se limita al mapeo territorial. También responde en momentos críticos. Incendios forestales, deslizamientos, inundaciones o incluso movimientos sísmicos requieren de su apoyo técnico. El Instituto desarrolla sistemas de información geográfica que permiten monitorear focos de calor y otros riesgos naturales, apoyando con imágenes satelitales y coordenadas exactas para la toma de decisiones.
“En el tema de incendios, han recurrido al IGM para que vayamos monitoreando, realizando un sistema de información geográfica que permita el control de los lugares donde existen focos de calor”, explicó el coronel Peñaranda.
En cuanto a los movimientos sísmicos, destaca que, gracias a la Red Geodésica Nacional, se puede “determinar coordenadas submilimétricas (…) y definir la magnitud y dirección porque aparentemente estamos sin movimiento, pero no, la tierra es dinámica, se va moviendo, obviamente en magnitudes mínimas en el transcurso de muchos años, pero hay ese movimiento”.
En la actualidad, el IGM es la única institución boliviana encargada de administrar esta red geodésica, una herramienta estratégica que no solo apoya a la prevención de riesgos, sino también a la planificación urbana al servicio de la población, la gestión catastral y la implementación de políticas públicas.
Reconocimiento internacional
El alcance técnico del IGM trascendió fronteras. En este 2025, la organización regional SIRGAS -que coordina la red geodésica de América Latina- promovió al IGM al rango de Centro Oficial de Procesamiento de Datos Geodésicos.
"Es una atribución que se le está dando al Instituto Geográfico Militar por su avance en esta rama geodésica, para procesar los datos a nivel continental”, destacó con orgullo Peñaranda.
Este reconocimiento se da pese a las limitaciones presupuestarias. El IGM no recibe fondos directos y se sostiene mediante sus propios ingresos.
Aun así, lidera proyectos complejos, como el desarrollo del modelo geoidal boliviano, esencial para estudios de altitud y gravedad, y que reemplazará gradualmente modelos genéricos internacionales con datos locales.
Cartografía histórica y educación
El Instituto no solo mira al futuro, también trabaja para rescatar el pasado. A través de la cartografía histórica, busca ofrecer productos respaldados por investigaciones rigurosas.
“Se pretende entregar productos cartográficos tanto actuales como históricos que permitan a nuestros estudiantes comprender una evolución respaldada, y no como en determinados momentos se pretende presentar información sin los asideros históricos correspondientes”, enfatiza Peñaranda, al referirse a temas como las pérdidas territoriales del país tras su independencia.
En colaboración con historiadores y especialistas, el IGM prepara el lanzamiento de un Atlas de Bolivia actualizado, que busca fomentar una educación respaldada en documentos y mapas con rigor científico.
“Se tiene bastante información histórica que la está recopilando el Instituto Geográfico Militar, está trabajando con historiadores, con personajes que se destacan precisamente en su labor histórica para poder ofrecer al público una referencia cartográfica histórica con el respaldo correspondiente de manera que nuestros estudiantes puedan contar con información lo más cercana a lo que significa una verdad histórica”, anunció Peñaranda.
Entre los productos que se anunciarán en el acto conmemorativo del próximo 18 de septiembre, se destaca el lanzamiento del nuevo Atlas de Bolivia, que promete ser un insumo clave para la educación nacional.
La publicación se sumará a una serie de materiales que el instituto pondrá a disposición de escuelas, universidades y público en general.
A casi nueve décadas de su creación, el IGM sigue reafirmando su rol como guardián del territorio, la memoria geográfica e histórica de Bolivia, adaptándose a los desafíos de un país que evoluciona.
En sus oficinas, el trabajo del IGM no se detiene. El sargento primero y topógrafo, Henry Michael Loza, forma parte de los equipos técnicos que actualizan la base de datos cartográfica del país.
“Actualmente estoy en el IGM cumpliendo funciones de operador. El trabajo que desempeño es cartoclasificación; clasificamos las vías como primer, tercero, quinto y sexto nivel. (…) Eso es lo que hace la sesión de cartografía”, explica.
GMM/Mac








