La prensa revolucionaria y los mercenarios de la comunicación
La prensa revolucionaria y los mercenarios de la comunicación

La prensa revolucionaria se ha desarrollado siempre en condiciones muy difíciles, las más de las veces en clandestinidad, con escasos recursos provenientes de los aportes de la militancia y de simpatizantes, con suscripciones limitadas y esquivando la persecución y enfrentando a los medios oficiales y a todo el conjunto de los aparatos ideológicos de Estado.

La prensa revolucionaria un pudo alcanzar tirajes considerables, no llegó nunca a las grandes masas campesinas o pobladores de provincias y municipios alejados de los centros urbanos.

El analfabetismo y el hecho de estar escrita siempre en castellano fueron factores decisivos para su escasa difusión y llegada a sectores populares. La represión, el amedrentamiento y la confiscación hicieron el resto. La prensa revolucionaria se restringió a sectores urbanos, al proletariado fabril y constructor, maestros, artesanos, a pequeños comerciantes, a universitarios y círculos de intelectuales, en al área rural a obreros de las minas y ocasionalmente a asalariados agrícolas.

La prensa revolucionaria se caracterizó por la veracidad, por la denuncia de las injusticias, por la defensa de los intereses de los más humildes, explotados y oprimidos y por difundir el programa revolucionario de transformación radical de la formación social boliviana. Ningún escritor o columnista recibió emolumento alguno por sus aportes, por el contrario, fungían y fungen además como distribuidores y vendedores, desafiando la represión y el encarcelamiento.

Aún con todas estas limitaciones, la prensa revolucionaria tuvo y tiene hoy importancia en el esclarecimiento de las posiciones políticas, en la interpretación de la historia de nuestra patria, en la lucha y el protagonismo de los líderes y dirigentes genuinos del pueblo y en la denuncia de las políticas de las clases dominantes, la oligarquía y sus golpes de Estado y sus gobiernos fascistas masacradores del pueblo, que pretenden dividir Bolivia. Las actuales posibilidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación sirven para superar en parte, las limitaciones del pasado.

Las y los escritores y periodistas demócratas, progresistas y revolucionarios escriben por convicción, con el convencimiento de que su causa es justa, de que su trabajo es parte de la incansable lucha por lograr una sociedad donde sean desterradas la explotación y la opresión.

La prensa conservadora, la prensa de los grandes propietarios, a la vez parte del entramado oligárquico, tiene por una parte a sus escritores y publicistas orgánicos, aquellos intelectuales formados casi siempre en universidades extranjeras, con ostentosos títulos, pero escasa producción intelectual de fondo, defienden sus propios intereses a través de sus propios órganos, los dominantes en el espectro periodístico, tanto escrito, como oral y televisivo.

Hoy como ayer, los barones de estaño, los oligarcas del complejo soyero, cárnico-terrateniente e industrial bancario, tienen sus propios medios de comunicación y desinformación. Los periódicos con mayor tiraje, las radios y redes televisivas con mayor alcance son propiedad de esta oligarquía mediática.

Hay otra fracción de periodistas y analistas que, sin ser parte orgánica de esta oligarquía, sirve sus intereses, son aquellos que escriben por encargo, con agenda y temas predefinidos por sus empleadores y financiadores. No tienen convicción alguna, son los mercenarios de la comunicación, de la desinformación y de la mentira. Son los encargados de la guerra sucia y de la calumnia, del ocultamiento de los crímenes y abusos de sus gobiernos.

Los mercenarios de la comunicación no tienen más ideario que el dinero, las migajas que reciben por cada brulote, por cada informe falso, por cada noticia mentirosa o por cada “investigación” cuyo origen ni siquiera es propio, sino cedida por los aparatos de inteligencia de países y gobiernos extranjeros, acostumbrados a la intervención en asuntos internos de otros países.

Los mercenarios de la comunicación se han distinguido en el último gobierno golpista por sus contratos para defender a un gobierno nefasto, corrupto y criminal, ocultando sus crímenes y masacres, su desenfrenada corrupción y nepotismo, denostando al pueblo y a sus organizaciones, a sus dirigentes y representantes.

Los mercenarios de la comunicación tienen especímenes repulsivos como aquel que después de una vil calumnia y aceptando su infamia, no duda en retractarse una y otra vez, esperando una nueva oportunidad para repetir su acostumbrada práctica. Es este mismo personaje que ha sido premiado, lógicamente por la oligarquía mediática.

Los mercenarios de la comunicación se han multiplicado durante el largo período neoliberal, muy bien remunerados por los ingentes recursos de la (des)capitalización, las reformas neoliberales y los gastos reservados; la fuente de sus recursos se ha interrumpido con el advenimiento del gobierno del proceso de cambio, hecho que ha encolerizado a este pequeño grupo corrupto de periodistas que desprestigian su gremio.

El gobierno de facto ha devuelto esos privilegios escandalosos e ilegales a los mismos mercenarios del neoliberalismo, incluso con mayor descaro y cinismo que en el pasado. Aparecían siempre como analistas independientes, en comandita y en escenarios sin oposición para generar la impresión de que sus opiniones eran de consenso.

En consenso aseguraban que el MAS nunca rebasó el 20% de las preferencias electorales y que los resultados obtenidos en cinco triunfos consecutivos eran producto del fraude, que se vería descubierto en las elecciones de 2020, dirigidas por un tribunal electoral impuesto por el gobierno golpista.

El 70 u 80% del país estaba en contra del proceso de cambio, que gobernó durante 14 años de dictadura antidemocrática, despilfarrando los recursos públicos.

Toda su estantería se hizo añicos, su gobierno dejó los rastros más profundos de la corrupción y el crimen organizado.

Hoy salen a luz los contratos de la vergüenza para que el pueblo los reconozca y sepa de sus andanzas, del aprovechamiento de su pluma infame, en medio de dolor y del luto del pueblo.

Los organismos sindicales del periodismo están obligados a investigar cada uno de estos turbios contratos de los mercenarios de la comunicación.

Luis Alberto Echazú Alvarado /.


 
Ministerio de Educación trabaja con Entel para superar dificultades en la dotación de internet en lugares alejados
Ministerio de Educación trabaja con Entel para superar dificultades en la dotación de internet en lugares alejados

El ministro de Educación, Adrián Quelca, anunció este lunes que se realiza un trabajo coordinado con la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) para superar las dificultades en la dotación de internet en lugares alejados del país, para garantizar el acceso a la teleeducación de los estudiantes en época de pandemia.

“Estamos trabajando con Entel para que pueda mejorar la señal de internet en todo el país. Identificamos que en algunos lugares la señal de internet, por el tema geográfico, tiene dificultades, por ello se tiene que instalar más radiobases”, informó en conferencia de prensa.

Quelca dijo que ya se iniciaron conversaciones con el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, y con el gerente de Entel, Roy Méndez, para que se tomen los recaudos necesarios que mejoren la señal y exista una buena conexión de internet, que no sólo servirá para la educación, sino para el desarrollo de las regiones.

“Estamos trabajando de manera coordinada para atender y solucionar las dificultades que se presentaron en las modalidades de educación establecidas para la presente gestión escolar”, agregó. 

Asimismo, dijo que se identificó que, en algunos lugares del país, los maestros se pusieron de acuerdo con las autoridades de los gobiernos municipales, para facilitar el desarrollo de actividades educativas de forma semipresencial, por la falta de acceso a dispositivos electrónicos, con las medidas de bioseguridad  necesarias para prevenir contagios por coronavirus.

Agregó que la educación semipresencial cuenta con el respaldo de los textos de aprendizaje que fueron distribuidos en todas las unidades educativas y que se continuará con la dotación de los mismos para los próximos trimestres; además de que se continuará con las clases a través de la televisión, radio y plataformas educativas.


El Estado profundo y las sanciones de los colonialistas
El Estado profundo y las sanciones de los colonialistas

Las potencias imperialistas y colonialistas por su naturaleza, no pueden dejar sus practicas y políticas injerencistas y de total desprecio y desconocimiento a la soberanía de otros estados que no sean los suyos. Imponen sanciones a diestra y siniestra. Cualquier política de gobierno cualquiera que se dirija a defender sus recursos naturales y su soberanía, sufre las infaltables sanciones, bloqueos, congelamiento de sus cuentas en el exterior, sanciones a su comercio exterior, etc, etc.

Los estados y gobiernos que se atreven a nacionalizar sus recursos naturales y las empresas estratégicas o al intercambio con otras monedas distintas al dólar, son pasibles a las agresiones mas aberrantes: bombardeos indiscriminados a su población civil, invasiones y ocupación de su territorio e imposición de gobiernos títere, apropiación de su riqueza y apresamiento y asesinato de sus gobernantes.

Son también sancionados de diverso modo los países, gobiernos y sus empresas que mantienen relaciones diplomáticas y comerciales con Corea del Norte, Irán, o Cuba.

El colonialismo y el neocolonialismo siguen siendo parte constitutiva del imperialismo contemporáneo, están convencidos de que pueden dictar como órdenes las políticas de otros estados y gobiernos. Sancionan también a funcionarios de otros estados, congelando sus cuentas personales, prohibiendo sus viajes y visas de ingreso.

Todo esto, que es conocido por todos, que además es ejecutado con prepotencia, cual matonaje gansteril, no les impide autoconstituirse en guardianes y mentores de la democracia. La democracia del garrote, de la metralla y del genocidio.

Mantienen fuerzas de ocupación en países destrozados como vencedores en guerras de rapiña, descuartizan estados e inventan otros como protectorados. Provocan guerras civiles, incentivan el odio racial, religioso y los nacionalismos agresivos y militaristas.

Despliegan sus fuerzas militares a lo largo y ancho del planeta para controlar mares y océanos, estrechos, islas, canales y puntos y rutas estratégicas del comercio mundial. Establecen bases militares en los cinco continentes y sobre todo en las fronteras de países amenazados y potencias emergentes que no se acogen a sus imposiciones.

Mantienen permanente acoso, amedrentamiento y amenaza de agresión militar a los países con reservas importantes de recursos minerales y energéticos.  Confiscan sus recursos financieros, como aventajados discípulos de sus predecesores, los piratas y corsarios que fueron condecorados por las monarquías europeas.

Las potencias imperialistas y colonialistas y su oligarquía financiera controlan y se benefician del comercio de armas y de estupefacientes, sancionan a competidores que se rehúsan a su dominio. La guerra falsa contra las drogas y su comercio es un instrumento más para la intromisión en las políticas de los países, para el chantaje político, financiero y comercial y para fabricar supuestas implicaciones en el negocio ilícito de autoridades y gobernantes de los países.

Estados Unidos y el Reino Unido mantienen el indecoroso privilegio de tener cada uno al menos diez colonias, junto a Francia con al menos otras cinco. Son también las potencias que se destacan por sus intervenciones militares y su hegemonía en el Consejo de (in)Seguridad de las Naciones Unidas.

Empresas transnacionales y gobiernos de los países imperial-colonialistas organizan, entrenan y financian ejércitos mercenarios que protegen sus intereses y acompañan a las fuerzas invasoras de ocupación, también son contratados por oligarquías locales para derrocar gobiernos democráticos, promoviendo la división de países, la organización del caos generalizado y el nacimiento de “estados fallidos”, territorios para el saqueo de riquezas naturales y el genocidio de sus pobladores

Sus gobiernos son solo ejecutores de las decisiones del Estado Profundo o del Club de Bilderberg, el verdadero poder mundial en las sombras, cuyos miembros nunca aparecerán en los medios haciendo declaraciones o emitiendo opiniones. Banqueros y empresarios billonarios, acaudaladas familias monárquicas, el clan sionista y los ideólogos de la dominación mundial son sus miembros, que se reúnen anualmente para tomar las decisiones políticas y económicas que serán aprobadas y ejecutadas después por los parlamentos y gobiernos de los países imperial-colonialistas, a espaldas de sus propios pueblos. 

Desde luego que no podemos impedir que se autodenominen como los portaestandartes de la democracia y del respeto a los derechos humanos y a la soberanía de los estados, lo que es inaudito e inexplicable, es que gobernantes de países amenazados y sometidos, así como partidos políticos, analistas y periodistas de estos países, no solo acepten esa impostura, sino que la consideren legitima e incontestable.

Desde luego que no podemos esperar otra cosa de las oligarquías que son aliadas sumisas de la dominación imperial-colonialista, sí esperamos otra actitud de aquellas fracciones que se consideran al menos patrióticas.  

Luis Alberto Echazú Alvarado /.


Ser Maricón en Dictadura
Ser Maricón en Dictadura

Aunque la lejanía entre la crueldad asumida como status quo y la realidad democrática de los DDHH de nuestra actualidad se establece en números: 1976 y 2020, la forma de la administración del poder de carácter tiránico no ha cambiado un milímetro en el cálculo del sometimiento a las libertades del pueblo, cálculo que le corresponde a aquellos que desde su tradición de dominación y sometimiento han querido hacerse con el poder sin ganarse la voluntad popular, pero imponiendo su poderío a través del amedrentamiento y la intimidación de quienes no comulguen con sus intereses, que siempre resultan ser económicos.

Si para algunos lo que se vivió en 2020 aún es causa de un debate gastado y alimentado por la tergiversación informativa de los medios de comunicación privados de nuestro país, para la realidad y el honor a la consecuencia de veracidad no pueden pasar desapercibidas todas las situaciones de desmedro y ultraje que se revivió en la peor situación mundial posible: vivir la imposición dictatorial del poder de la minoría boliviana en medio de una pandemia, que fantásticamente (para el régimen dictatorial de Jeanine Áñez) sirvió de excusa perfecta para reprimir, obviar y pasarse los DDHH por donde mejor le calzaban las pezuñas.

Si bien el contexto, dictatorial y pandémico, fue frenético debido al miedo colectivo y represivo por el control absoluto de las libertades de expresión, locomoción y de supervivencia, vivirlo siendo maricón eleva el precio del talonario de este bingo de posibilidades, un bingo que se caracteriza por salir o no bien pagado respecto a lo que decida el gobierno, si hace o no hace nada para hacer algo, aunque lo redundante esconde menos acciones en pro y más acciones contra respecto a lo LGBT, más cuando el gobierno utiliza versículos bíblicos para justificar la matanza de gente inocente y para perseguir a cualquiera que disienta en el proceder “divino” de nuestro tan mal y asquerosamente llamado “gobierno de transición”.

Recordar, sin embargo, que en noviembre de 2019, también salían uniformades nuestros “gays oenegeros” con el pendón boliviano amarrado cual babero invertido y reproduciendo los prejuicios que posicionaban aquellos que ya habían planificado el golpe de estado a Evo Morales, que más allá de defenderlo o apoyarlo, lo inconcebible es que se le arrebate el poder que emana como un mandato de la mayoría del pueblo boliviano a su presidente constitucional por gusto y gana de ciertas embajadas, la iglesia y nuestros tan “valerosos y honestos” militares y policías, además y obviamente de la “mayoría” de las minorías de clase alta de nuestro país.

Durante todo lo que se ha vivido, algunos de nuestros LGBTs también asumieron postura, desconocieron los avances en DDHH de las poblaciones indígenas, fomentaron el racismo y la exclusión, justificaron las matanzas y con tristeza y vergüenza se olvidaron de los años de opresión y odio que vivimos los homosexuales, transexuales, lesbianas, bisexuales, etc, que con luchas marginales y con protagonistas contrarios a la blanquedad del “¿Quién se rinde?”, logramos aspirar aires de libertad y aceptación en un mundo heteropatriarcal que dedica sus esfuerzos a ahogar las luchas de aquellos que no somos parte de sus expectativas económicas.

La marginalidad fue la bandera de aquelles que vivimos la dictadura siendo mariconcitos, marimachas y travas, quienes no podíamos darnos el lujo de ir al boliche gay del sótano de una chifa de quinta en pleno centro paceño para dar rienda suelta a nuestras carnes sedientas de alcohol y diversión, fuimos tal vez quienes recibíamos amenazas de violación, que nos teníamos que tragar las palabras mientras los “democráticos” se desteñían en adjetivos despectivos hacia nosotres. También fuimos quienes resistimos y quienes denunciamos los abusos a pesar de todo, quienes nos reconocimos en el pueblo, en sus manos, en su amor a la democracia, en su lucha. Fuimos quienes nos enamoramos de la libertad de los nuestros, que muy a pesar de ser LGBTs, Maricones, Marimachas y Travas, fuimos, somos y siempre seremos Pueblo.

Leonel Inti /.


Entre contradicciones y soberbia
Entre contradicciones y soberbia

El candidato a la Gobernación, Santos Quispe, pone toda la carne en el asador y apuesta por una campaña territorial en la zona Sur de la ciudad de La Paz, esto para ganar votos en el sector más inaccesible de su ocasional contendiente Franklin Flores del MAS, sin embargo, su discurso es completamente contradictorio.

Recordemos que el pasado 7 de marzo, el candidato Franklin Flores del MAS ganó la primera vuelta a la Gobernación del departamento de La Paz con un 39,7%, aunque no le alcanzó para evitar el balotaje, seguido de Santos Quispe de Jallalla, que sin despeinarse y con solo el voto póstumo de su padre “El Mallku” y la figura de Eva Copa en El Alto logró obtener un 25,18% y acceder a una segunda vuelta. En un nada despreciable tercer lugar, el candidato de Somos Pueblo, Rafael Quispe, con un 22,44% de votación, en su mayoría concentrada en la hollada de la ciudad de La Paz, electorado muy crítico a la línea de izquierda popular en Bolivia.

La soberbia o la inexperiencia del candidato Santos Quispe le hace pensar que en política uno más uno es dos, y que los 22,44% que obtuvo Rafael el “Tata” Quispe irán a parar a su candidatura para el balotaje de este próximo 11 de abril, nada más alejado de la realidad. Si bien el electorado paceño que en primera vuelta votó por el “Tata”, quien representa a un opositor crítico del Movimiento Al Socialismo especialmente en la clase media y alta de la ciudad de La Paz, no votará por Franklin Flores del MAS y eso no significa que lo hará por Santos Quispe de Jallalla, esto porque no se sienten representados por dos candidatos de corte indígena, y que manejan discursos muy similares, uno más radical que el otro, y curiosamente el más radical es el de Santos Quispe.   

En las últimas semanas Santos y Rafael Quispe, quienes parecían estar en coqueteos para esta segunda vuelta, terminaron en un divorcio irreconciliable, Santos termina por atrincherarse en su electorado alteño, y se manda una arremetida altamente despectiva contra el elector de Iván el “Negro” Arias y Rafael el “Tata” Quispe, a quienes los trata “delincuentes, asesinos, golpistas, #&$%” en una coyuntura por demás polarizada en Bolivia.

Si sumamos la falta de propuestas y programa para el departamento de La Paz, o por lo menos el desconocimiento de estas por parte del ciudadano, el esconderse de los medios de comunicación tradicional y el rehuir al debate, podemos concluir que las matemáticas del candidato de Jallalla, Santos Quispe, no serán “uno más uno dos”, y termine quedándose en “uno” en el balotaje del próximo domingo 11 de abril, con un electorado paceño que sabe que el voto en la segunda vuelta no es obligatorio, que va a preferir votar blanco o votar nulo o en definitiva no ir a votar, por miedo al contagio del COVID 19.

José Luis Quiroga Altamirano /. 


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