Pensar en hacer crecer las exportaciones sin reprimarización de la economía

Los principales mercados de las exportaciones bolivianas son el Mercado Común del Sur (Mercosur) (24%), la Comunidad Andina (CAN) (15%), India (14%), seguidos por la Unión Europea (10%), Japón (9%), China (7%), Estados Unidos (5%), Corea del Sur (5%), Canadá (2%) y el resto de países (9%).
Dentro de los diversos fenómenos que se están afrontando en este periodo de pandemia se puede evidenciar que el comercio exterior es el más fortalecido en el país, está sustentado por tres pilares que son los minerales, el gas y los no tradicionales, estos últimos tuvieron un crecimiento importante por el alza de precios internacionales, lo que permitió un incremento en la producción productos como la soya y la carne.
Con un superávit comercial de $us 453 millones, esto es muy significativo considerando que muchas de las exportaciones y de los precios internacionales se han visto bastante disminuidos durante el año 2020. De enero a abril de 2021, las exportaciones llegaron a $us 3.096 millones y las importaciones a $us 2.643 millones, en comparación al mismo periodo de 2020 cuando las exportaciones alcanzaron a $us 2.310 millones y las importaciones a $us 2.282 millones.
Mientras que de enero a abril de este año 2021 hemos exportado un 17,52% más en términos de volumen (…) y también de valor, hemos recibido por esas exportaciones un 34,16% más, esto significa que el alza de los precios ha favorecido para que crezca la balanza comercial.
Recordemos que las políticas del gobierno, con referencia a las exportaciones, primero están enteramente avocadas a la protección del mercado interno, como se vio en el tema de la carne tras una exportación sin control, donde se llegaría al cupo de excedente del mercado de las 16.000 toneladas que se tienen que exportar todo el 2021, se lo cubriría en junio. El Estado tuvo que controlar los flujos de salida de esta proteína porque iba a afectar al consumo interno, en el caso de la soya se implementó de nuevo la normativa de cupos, para poder abastecer al sector pecuario de materia prima en la alimentación de animales de granja, una vez cumplido el cupo la industria puede exportar.
La explosión de precios internacionales que vivimos tanto en la minería, hidrocarburos y el sector agropecuario, requiere un control del Estado en la salida de estos productos, para que los cuales no desaparezcan de los mercados internos.
La exportación para los países es económicamente positiva, pero la sobre exportación va en desmedro del medioambiente, la economía del país, donde solo se desarrolla un solo sector y deja abandonado a otros, por ejemplo, tomaremos a Paraguay.
El Estado paraguayo implementó precios mínimos en impuestos que se aplicaron con el objetivo de promocionar a los productores de algodón, soja, trigo y caña, tendieron más bien a favorecer a los grandes acopiadores y agroexportadores, en perjuicio de los pequeños productores rurales; y, más adelante, con la liberación del tipo de cambio y la adopción de medidas de mayor libertad comercial, emergieron las diferencias originadas por la misma estructura de comercialización, característico de un mercado monopsonio.
Si bien Paraguay es un país cuya economía históricamente se basa en la explotación y exportación de productos primarios, su modelo de modernización económica estaría profundizando la tradicional estrategia primarizadora y exportadora, lo cual imprime una fuerte tendencia de reprimarización de la economía, algo que se vuelve tendencia en América Latina.
Aunque dicha estrategia exportadora no es para nada nueva, últimamente se ha visto "actualizada", centrándose en aquellos rubros basados en la explotación irracional de recursos naturales por parte de un pequeño grupo de empresas poco innovadoras, que tienen un férreo control de recursos productivos y los mercados.
Este tipo de políticas demuestran que, a su vez, está cruzada por una creciente tendencia importadora inducida por la misma economía, centrada en necesidades y consumo artificiales de los sectores, esto en cuanto a las importaciones, se pude conjeturar una orientación decididamente permisiva y obstaculizadora de todo posible desarrollo industrial o al menos agroindustrial, en tanto se caracterizaría como un mercado abierto al comercio de intermediación, el contrabando y al tráfico de productos internacionalmente.
Pero también, según cifras proporcionadas por el Gobierno, al menos 1.920.000 personas viven en la pobreza, lo que representa un 26,9 % de la población, y una tasa de desempleo que ya ha sobrepasado el 40%; entonces, una sobre explotación de materias primas y una falta de control de los recursos solo benefician a algunos sectores, mientras el resto sigue sumido en la crisis.
Por consecuencia, se tiene que ser ecuánime con el tema de las exportaciones, y el apoyo que tiene que brindar el Estado tiene que ir con políticas que impulsen desde los pequeños para equilibrar las diferencias con los grandes productores; en el tema de minerales, se tiene que trabajar con mayores controles, sobre todo en el oro, y recurrir a políticas más agresivas para la legalización de las cooperativas que en un 95% son ilegales. La idea no es desarrollar por desarrollar o exportar por exportar, la idea es armar políticas coherentes para proteger los recursos y que las empresas paguen lo justo por explotar los recursos naturales del país.
Martin Moreira/.